RELATO » El trofeo de Carmina»

 

 

El trofeo de Carmina

El sol de media tarde mantenía templada la  piedra de la  pared  que  protegía la entrada de la puerta del Calvario. Carmina permanecía apoyada en el muro cuando por detrás una voz que le sonaba familiar le saludo, ella se volvió y allí estaba  su antiguo profesor de Filosofía.

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Ella vio  la luz a sus dudas cuando se percató que era Salvador, pues recordó que él en sus clases era un buen traductor de latín. ¡Hola!  nunca me alegré tanto de encontrarte hoy aquí, pues tengo unas dudas que deseo que me las puedas aclarar — Le dijo-Carmina le mostró un libro que saco de su mochila y que Salvador tomo entre sus manos, Carmina ojeó una página hasta detenerse en una frase que leyó de corrido y le mostró al filósofo que deletreo el texto en latino,  usque ad gradum chori initia in direct ex introito verae sapientiae lunare complementum sepultum est.

La inseguridad en la voz y la súplica de su mirada atestiguan la consciencia de su imprecisa traducción:-“En el coro está  enterrado el verdadero conocimiento lunar”.-
– Te has aproximado, aunque es probable que Salustio no hubiese reservado ningún lugar privilegiado del Quirinal a tu traducción. -Se burlo Carmina- El significado correcto es este. Desde la entrada y en línea recta hasta el comienzo de las escaleras del coro se halla enterrado el complemento lunar del auténtico  conocimiento. – ¡Complemento lunar…! Salvador elevó su tono de voz-¿qué hacías anoche con la cara dirigida hacia la luna?  ¡Chissst!, – Carmina le toco los labios con el dedo índice. -No hables tan alto.

-Le reveló que la noche pasada no hizo sino iniciar la mutación química de su rostro mediante el cobalto, titanio y magnesio contenidos en los rayos lunares, ya que esta actividad constituía el preludio de la Gran Obra que había de llevar a cabo esta en el interior de la  torre o…. en el interior de la Iglesia? Pero, ¿a qué gran obra te refrieres? -sus fulgentes ojos escrutaban la palidez de Carmina-
Y… en una iglesia. ¿No será en la iglesia de Sta. María….?

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-Así es. – respondió sin exteriorizar emoción alguna, mientras buscaba en el libro una página cuya numeración parecía conocer de memoria. -Lee esto, – le señaló unas líneas con el dedo.

Sub cetario praesente, quorum templum templi militum fuisse un parientinais.

-La manifestante expresión de estupor tras la lectura evidenció por segunda vez sus lagunas de formación clásica.

-Todo está muy claro,  en la iglesia  de Sta. María,  Cetario, Cetarium, se construyó sobre las ruinas de una antigua iglesia templaría y en su subsuelo se esconde el secreto que busco.

-Bueno, supongamos que esa cita  se refiere al coro de la iglesia.   Se había vuelto hacia ella, con ojos de sorpresa. -considéreme así, pero qué se esconde ahí que te conduce a rituales…  Carmina se sentó en el perfil de un ágil salto. -lo escribió,- sujetaba el libro en el regazo,- Nicolás Lenglet Dufresnoy, alquimista holandés de siglo XVIII, que a su vez cita a Lucas Tuy, cronista del siglo XIII quien da fe de una serie de emplazamientos templarios en la península y concretamente templarios portugueses en  Olivenza  – Hizo una pausa para mirar  al horizonte  Durante unos segundos sólo sonaba el piar de los pájaros y el rumor de un tractor que pasaba, hasta que Carmina descendió del perfil y aferró la mano de Salvador. -Ayúdame a encontrar la sal Sublimada, el Pulvis Coeruleus de los alquimistas medievales que según Lucas Tuy, se halla dispersa en los cimientos de la iglesia templaría sobre la que se construyó esta Iglesia,- Le señaló la torre.

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Secunda mi plan, pues, aunque te parezca inconcebible, tú también te vas a beneficiar del hallazgo.

-Sal Subliminal…, polvos azules de alquimista…, templarios en Olivenza, Salvador soltó una carcajada,

-Carmina, me parece que no llego a captar tu sentido del humor. De todos modos, no tengo ningún inconveniente en acompañarte en dicha aventura. Carmina exteriorizó su alivio en una amplia sonrisa. Acababa de interpretar la aprobación de su profesor, se arrimó a él y le invito a regresar al pueblo.

Con voz queda, suave, iba poniendo al tanto acerca de proyecto, consistente en la búsqueda del Polvo Azul de la alquimia medieval, a pesar de la terca insistencia de Salvador por conocer la utilidad del Pulvis Coeruleus, no soltó prenda, postergando las aclaraciones para el momento decisivo, debían de presentarse esta noche en la iglesia. Aprovecharían un funeral que había de comenzar dentro de una hora y media para ocultarse ene le templo una vez terminado las exequias. – En casa tengo un martillo, dos cinceles y un cortafrío. Cuento además de guantes de látex, linternas, pilas y sacos de basura.- – Creo que será suficiente- Le estampó un beso en la mejilla. – ¡Ah!, no estaría de más que llevaras en una bolsa camisa y pantalón vaquero más usados que tengas.

-¡Que disparate, Carmina, que disparate!. ¡Ojala! nos proteja el espíritu de algún templario-  -Salva, a las seis y media en la  puerta  de la iglesia de Sta. María.

A la hora señalada allí estaban Carmina con una abultada bolsa colgada del hombro y Salvador se acercó a ella, entrando los dos antes de que sacaran el ataúd del coche fúnebre. Tomaron asiento en uno de los escasos espacios vacíos de un banco.

Llegado el momento de la comunión, Salvador aprovecho el desfile de algunos fieles para garabatear en unas líneas en un trozo de papel que con disimulo entrego a su compañera «Tendrá que ser en un confesionario».

Cuando los cánticos finales despidan al féretro y los asistentes a la ceremonia religiosa abandonaban la iglesia, Salvador y Carmina se desplazaron hasta el más próximo confesionario. Comprobaron que no les  había visto  nadie y se escondieron en su interior. Solo tenían que esperar que todos abandonaran el lugar y se cerrara la iglesia.

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Una ve que se quedaron solos en el lugar Carmina vacío el bolso y colocó su contenido en el suelo, comprobó que no había olvidado nada de lo preparado y abrió el libro sin titubeos y encontró la pagina cuyo contenido conocía casi de memoria y elevó los ojos hacia debajo del coro, musitando:

es introito usque ad gradum chidori initia…
¡Salva! debemos extraer estas dos baldosas… tras una corta carrera se detuvo frente a las escalinatas de acceso al coro. -Un cincel y un martillo bastaron para separar las junturas.

-De acuerdo emprendamos la búsqueda de la Sal sublime, pero antes debo conocer los motivos por los que quieres encontrar esos polvos mágicos.

– ¡Mira Salva! Vamos en pos de una de las Grandes Obras. Cuando los rayos de radio cobalto que la luna infiltró anoche en mi rostro los combine con la cantidad exacta de mercurio y azufre que constituyen el ingüento del Pulvis Coeruleus o Sal Sublimada, mi rostro no envejecerá jamás. Cumpliré años, transcurrirá décadas de mi vida sin que mi cara muestre, estrías, frunces y arrugas. De manera que habré cumplido el anhelo por el que la mayoría de las personas arruinarían fortunas. Lograré la eterna juventud Salva. ¿Sabes qué significa eso para una mujer?

Salvador la miro a los ojos y no pudo evitar un ligero estremecimiento ante el fulgor que dinamitaban. -Si las cosas fueran como dices, hace tiempo que las multinacionales farmacéuticas o los grandes laboratorios de dermis-estética ya hubieran obrado el prodigio.

-No recuerda que hay que emplear la cantidad exacta, el enigma de la proporción justa de mercurio y azufre combinado con los rayos lunares desapareció con los alquimistas templarios y nadie hasta hoy ha logrado renacer su fórmula.

– Manos a la obra Carmina le -dijo Salvador-.-Aquí- le señaló Carmina- Separamos las ensambladuras de estas baldosas. Ten cuidado no romperlas, tenemos que dejarlas igual que estaban para no dejar rastros.

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-Vamos a ver con qué nos encontramos aquí debajo- Salvador enfocó la linterna hacia las pétreas superficies que ocultaban las baldosas. Cogió el martillo comenzó a golpearla sobre el cincel, un boquete se abrió ante sus ojos a diez centímetros de profundidad, metió la mano. Estoy nerviosa y emocionada, Salva. Estamos a punto de descubrir el mágico secreto enterrado durante centurias.

-A Salvador le temblaban las manos cuando se dispuso a abrir los sacos para guardar todo resto de cemento y argamasa. – Debemos evitar que el barro se esparza por el suelo.

Al cabo de media hora la crisopeya desveló la oculta esencia de la materia, todo se transformó en oro, pero no en simple metal, sino en el oro de la felicidad, de la justicia, de la belleza y la bondad.

Salvador se levanto de un brinco propio de adolescente, -¡Carmina ven aquí, mira, asómate!, – y le señaló unos diminutos puntos que, bajo el foco de la linterna reverberaban en el limo.

La joven Carmina presa de la agitación estiró el brazo y tras comprobar la presencia de unos suaves centelleos azulados, se embadurnó el rostro mientras danzaba y giraba sobre sí misma como un derviche persa. Salvador contemplaba el azulado rostro de su compañera como si ésta se aprestara a oficiar un rito tribal. Continuó observándola hasta que se abalanzó sobre él y estampó sus labios en la boca. -Gracias, Salva, gracias, no creo que alcances a comprender los que significa esto para mí.

Acaríciame, acaríciame,-susurraba Carmina- Salvador, la despojo de su blusa y del sujetador. La encontraba más atractiva con la cara embadurnada que con su mácula palidez habitual. En medio de la nebulosa pasional se acomodaron desnudos en un banco. Salvador, sentado, con la espalda apoyada en el respaldo y Carmina encima con las piernas separadas hacia afuera por el hueco y el espaldar.  -Hieros Gamos… renazco a la belleza inmarchitable… La gran Obra se consuma- Suspira Carmina entre jadeos.- ¡Hieros Gamos…!

 

 

 

 

 

 

 

7 comentarios en “RELATO » El trofeo de Carmina»

  1. La joven Carmina presa de la agitación estiró el brazo y tras comprobar la presencia de unos suaves centelleos azulados, se embadurnó el rostro mientras danzaba y giraba sobre sí misma como un derviche persa. Salvador contemplaba el azulado rostro de su compañera como si ésta se aprestara a oficiar un rito tribal. Continuó observándola hasta que se abalanzó sobre él y estampó sus labios en la boca. -Gracias, Salva, gracias, no creo que alcances a comprender los que significa esto para mí.Mamen precioso me ha gustado soy Chabela. Un beso.

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