-¡Qué has hecho hija mía! -señalando el vaso con la mirada-¿Madre qué? -mirando con cara de duda
-Beber el vaso de vino que estaba sobre la mesa ¡madre!
Patrocinia con gran disgusto le dijo a su hija:
– ¡el vino era para tu marido!
Al poco tiempo la hija enfermó y murió, y sus gemelos con ella.
El yerno al morir su mujer y no congeniar con su suegra se fue a trabajar a otro lugar y dejó a sus otras dos hijas al cuidado de la abuela.
Patrocinia al saber que su hija murió en vez de su yerno se volvió, enloquecida. Se sumió en una depresión por el pesar que le causó la muerte de su hija. Dio a sus nietas un trato vejatorio de maltratos y palizas.
He intentado indagar más sobre esta historia que me la contó una amiga mía biznieta de Patrocinia, todavía vive una nieta de la mujer, estuvimos preguntándole a ella sobre la historia y ella no quiso remover el pasado. He preguntado a vecinas del barrio y dicen que era una mujer muy rara pero buena mujer. Murió muy viejecita y vivió cuidada por sus nietas hasta su muerte. Según sus vecinas tenía un aspecto de mujer antigua era muy alta y su vestimenta de negro por su forma de vestir siempre con faldas largas y blusas muy amplias y con pañuelo negro en la cabeza tenía parecido a una bruja.